Un desayuno adecuado por la mañana puede acelerar tu metabolismo, mantenerte saciado por más tiempo y en el caso que estés buscando perder peso, ayudarte a alcanzar esos objetivos. Pero, en un mercado donde cada vez más productos se plantean como saludables y la variedad abunda ¿cuáles son las opciones que deberíamos escoger para comenzar la mañana?
¿Es recomendable consumir palta en el desayuno? Esto dice la cienciaLa disyuntiva puede presentarse entre dos opciones que son cada vez más populares en las góndolas y las recomendaciones de los especialistas: la avena y la harina integral. A la primera podemos encontrarla en diversas preparaciones, desde panqueques hasta combinaciones de frutas y yogur, mientras que la segunda podemos encontrarla en el famoso pan integral y las tostadas matutinas.
Con tantas opciones de desayunos saludables disponibles, saber qué alimentos realmente ayudan a bajar de peso puede resultar abrumador. Pero es posible definir este dilema si comparamos los beneficios que cada uno de estos alimentos presentan. Aunque las dos son consideradas comidas saludables, es necesario evaluar cuál se adapta mejor a las necesidades dietéticas de cada persona.
Los aportes nutricionales de la avena
Un informe de Infobae recoge los aportes a la salud de la avena. Se trata de un cereal integral muy nutritivo que se caracteriza por su alto contenido de fibra soluble, especialmente betaglucanos, que ayudan a reducir el colesterol malo (LDL) y tienen efectos beneficiosos sobre la salud cardiovascular. Además, la avena es una fuente rica de carbohidratos complejos, lo que proporciona energía de manera constante y duradera.
Su contenido proteico, que ronda los 12 gramos por cada 100 gramos, la convierte en una buena opción para quienes buscan una fuente vegetal de proteínas. También es rica en vitaminas B, como la tiamina y la niacina, esenciales para la conversión de los alimentos en energía. A nivel mineral, la avena es una excelente fuente de magnesio, fósforo, hierro y zinc, minerales clave para el funcionamiento del sistema nervioso, la salud ósea y la inmunidad.
Además, la avena tiene un bajo índice glucémico, lo que significa que su consumo no provoca picos rápidos de azúcar en sangre. Esto la convierte en un alimento ideal para personas que buscan mantener niveles estables de glucosa, como aquellos con diabetes tipo 2. La avena también es beneficiosa para el control del peso, ya que su fibra soluble favorece la saciedad, reduciendo la necesidad de consumir más alimentos a lo largo del día.
El perfil nutricional de la harina integral
Mientras que, la harina integral, que se obtiene del grano entero de trigo y conserva el salvado el germen y el endospermo, también aporta una gran cantidad de nutrientes en comparación con la harina refinada.
Al igual que la avena, la harina integral es una fuente importante de fibra dietética, que promueve la salud digestiva, ayudando a prevenir el estreñimiento y favoreciendo un tránsito intestinal regular. Esta fibra también juega un papel clave en la regulación de los niveles de colesterol y azúcar en la sangre.
Además, la harina integral es rica en vitaminas B, esenciales para el metabolismo energético, y en minerales como el manganeso, magnesio y selenio, que tienen propiedades antioxidantes y protegen el cuerpo contra el daño celular.
¿Cuál es la más beneficiosa de las opciones?
La diferencia está en que, a pesar de ser una gran fuente de proteínas vegetales, su aporte es mucho menor que el de la avena. También tiene un índice glucémico más alto que el cereal, lo que significa que su consumo puede provocar un aumento más rápido de los niveles de glucosa en sangre. Por esta razón, las personas con diabetes o aquellos que buscan controlar su peso deben tener precaución al consumirla en grandes cantidades.
Determinar cuál de las dos opciones es más saludable, señalan desde Infobae, depende de los objetivos y necesidades individuales de cada persona. Ambos alimentos ofrecen propiedades saludables, pero la avena podría considerarse más equilibrada para quienes buscan controlar el colesterol, mejorar la digestión y mantener niveles estables de azúcar en la sangre. La harina integral, por su parte, puede ser preferida para quienes desean una fuente de energía sostenida debido a sus carbohidratos complejos, aunque es recomendable moderar su consumo si se tiene un enfoque particular en la regulación de glucosa.